viernes, 13 de noviembre de 2009

Trayectoria del destino

Esta vez no erraré el tiro, pensaba Julián mientras se concentraba en derribar el último bolo. Era la gran final, todo dependía de él. El marcador en tablas. Tenía la oportunidad de demostrar que no era el fracasado que todos sus amigos y conocidos creían. Fijó el trayecto de la bola, buscó la posición adecuada y se dispuso a enfrentarse a su destino.
De repente exclamó: ¡la niña! Hacía tres horas que debía haber recogido a su hija en el colegio, esta semana le tocaba cuidarla según el juez.
La bola cayó de su mano esquivando perfectamente al bolo vencedor.

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